domingo, 15 de abril de 2012

MATAR A UN RUISEÑOR



La novela de la escritora estadounidense Harper Lee “To Hill a Mockingbird”, habla sobre el acto que supone matar ruiseñores que solo cantan y no hacen daño, matar animales indefensos en una cacería organizada, en concreto hermosos elefantes es como matar a un ruiseñor.



Dicen que hay gustos para todo, pero conocer la economía que gira entorno al sufrimiento de otro ser es algo que sorprende, no acostumbramos a entender ese otro mundo en el que cazadores de gran nivel económico pueden perseguir sus trofeos de caza entre animales que no se caracterizan por su agresividad, sino por todo lo contrario. (A la derecha elefante asiático pintando de la web: (http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=212)




La justificación de esta actividad es que al regular la caza de estos animales en peligro de extinción se dispone de ingresos que permiten preservar sus hábitat naturales, en lugares como Sudáfrica, Tanzania, Zimbabwe y Botswana, el dinero conseguido se puede invertir en perseguir la caza furtiva y conservar las tierras salvajes, por lo que la muerte preserva la vida.

Dicho esto ¿Quién querría privar de la vida a esos hermosos animales, previo pago y no por motivos de enriquecerse robando sus colmillos, sino por pura distracción deportiva?




La pregunta me recuerda los versos de Sor Juana Inés de la Cruz: “O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: el que peca por la paga o el paga por pecar?



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